jueves, 11 de enero de 2018

Dos mujeres

Dos mujeres. Venían detrás de mí, esta mañana, finalizando ya el largo paseo. Por sus voces, se podría decir que rondaban los 50. Luego, disimuladamente, comprobé que así era. También pude comprobar que eran dos de esas personas, tan habituales en estos tiempos, que llevaban ropa (cara) que tuvo su momento de gloria hace diez o quince años.  
Le decía una a la otra, con voz triste pero enérgica: 
-Desengáñate, mujer, si estás enferma o necesitas dinero no puedes contar con casi nadie. Por no decir con nadie. 
-Ya lo sé, ya lo sé...- murmuró la otra, más apagada. 
Y se callaron. Después, entré en una panadería y sus abrigos desgastados se perdieron entre el barullo de paraguas que se formó cuando empezó a llover con fuerza, calle abajo.

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