jueves, 6 de julio de 2017

Escribir

Hay días en los que, aún queriendo, no puedes escribir nada. No es por falta de tiempo, ni por cansancio. Es por ciertas cosas que tienes en la cabeza y no puedes dejar de pensar en ellas. Quieres escribir, avanzar en lo escrito, inventar algo nuevo, investigar. Es imposible. Entonces, siendo honestos, lo mejor es dejarlo. Cerrar el cuaderno y no buscarte más líos. Lo mejor es sentarte a la mesa de la cocina, abrir la ventana, escuchar los sonidos que proceden del patio. La algarabía de los niños, el sonido de un televisor lejano, una música demasiado alta, alguien que bate huevos para una tortilla. Escuchar esos sonidos. El runrún de las vidas ajenas. 
Y comer una manzana muy verde, disfrutarla despacio, como si fuera el último acto que fueses a hacer en esta tierra. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario