miércoles, 29 de marzo de 2017

Pájaros

Esta mañana, muy temprano, al abrir la ventana, pude sentir el murmullo de algunos pájaros cerca. Era una sensación curiosa: aún no había amanecido y ahí estaban, quizá sobre un cable o un tejado, alborotados. Me gusta ese sonido, el de los pájaros. Y también me asusta un poco. Cuando mi abuela, consumida por el cáncer, estaba en el hospital, veía pájaros por el suelo de la habitación. Nos mandaba callar y decía: ¿no los oís? Nos entraba una risa nerviosa que no era otra cosa que la exaltación de la inquietud. Pensándolo ahora, pese a lo tremendo de la enfermedad, había algo poético en todo aquello. La abuela podía escuchar pájaros que no existían a los ojos de los que no estábamos enfermos. 
Y recordándolo esta mañana, mientras escuchaba el alboroto de estos pájaros reales, sobre un cable o un tejado, me ha parecido que esa historia, la de la abuela enferma que veía y escuchaba pájaros por el suelo de una habitación de hospital, bien podría ser una historia de Flannery O´Connor. 

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