jueves, 2 de febrero de 2017

Adopción

Hace unos años, Íñigo y yo pensamos en la idea de tener un hijo. Los dos éramos jóvenes, teníamos trabajo y ganas. Siempre pensamos, aún a pesar de las trabas y dificultades añadidas por ser una pareja gay, en la adopción. Hay tantas niños en el mundo con falta de todo tipo de necesidades que pensamos que ese era el camino correcto. Nunca nos planteamos la posibilidad de un vientre de alquiler. Nos parecía tremendo que una madre se tuviese que desprender de su hijo al nacer, aunque supiese que iba a tener un buen hogar y todo eso. Pero, respetando las opciones de cada uno, esa era nuestra opinión. Poco después, las cosas cambiaron de modo radical. Me quedé sin trabajo y aquella idea tuvo que quedar descartada. Los años fueron pasando y la posibilidad de tener hijos se fue desvaneciendo, como tantas otras posibilidades. Así es este juego. A veces, si soy sincero, lo echo de menos. Porque se habla mucho del instinto maternal, pero el paternal también existe. Puedo dar fe. 
Dicho lo cual, añado que estoy a favor de que se regule la ley en nuestro país. Porque, más allá de las opiniones de cada uno y de nuestro propio ombligo, están las de los demás. Las de las demás, en este caso. Si una mujer, libremente y sin coacciones, quiere ejercer de madre de alquiler, ¿quiénes somos los demás, aunque no nos parezca una buena idea, para negárselo? Creo que hay mucha hipocresía al respecto. Pienso que la libertad individual está por encima de todo lo demás. La libertad de esa mujer que quiere hacerlo, por los motivos que considere. Y cada uno tiene derecho a hacer con su vida lo que mejor le parezca, sin presiones, coacciones y con leyes que nos respalden. 

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo en que es una situación que hay que regular, no se puede tener a toda esta gente en un limbo jurídico. En lo que no estoy tan de acuerdo es que todo el que tenga "pasta" se pueda asegurar un niño, dos niños, tres niños, ... guapos, sanos, elegidos por catálogo... etc. Una moda peligrosa en mi humilde opinión.

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