viernes, 26 de agosto de 2016

Esos placeres

Verter un poco de miel en la taza de té. Observar cómo se desliza la miel de la cucharilla y, justo en ese preciso instante, el único rayo de sol que acaba de surgir en toda la tarde, en medio de todos esos nubarrones que no nos permiten ser demasiado optimistas, se posa sobre ese hilo de miel que va cayendo suavemente sobre el té caliente, sin más aderezo. En el estudio sigue sonando la Chacona de Bach, en la versión para piano de Busoni, interpretada por Rhodes. El mundo podría detenerse ahora mismo ahí, en este instante, y no pasaría nada. 
No me interesan ya los grandes gestos, las palabras rimbombantes que sólo conllevan vacío y no conducen a nada, la parafernalia a destiempo, ni la mentira. Ah, los besos de Judas. Sólo me importa eso, hoy, ahora, en este preciso instante, un hilo de miel derramándose en el té caliente y una música sublime. 
Esos placeres. Sin otras preguntas. Sin otro planteamiento. 

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