miércoles, 15 de junio de 2016

En el nuevo hospital

En los últimos tiempos, por cuestiones relacionadas con la enfermedad de mi madre, hemos tenido que visitar el nuevo hospital más de lo deseado. Ya se sabe que cuando uno está enfermo se vuelve más frágil y las personas que estamos alrededor, aunque tratemos de mantener las fuerzas, a ratos también lo hacemos, nos volvemos igual de frágiles. Por eso creo que la atención al paciente debe ser impecable. No sólo se trata, a mi parecer, de diagnosticar correctamente o de dar con el tratamiento adecuado, sino de la humanidad. Un gesto, una sonrisa, una palabra amable, una mirada que tranquiliza. Transmitir la sensación de que no va a pasar nada. Que todo sigue su curso y que no hay nada sin remedio. Sé que cada cual tendrá su opinión, pero nosotros nos hemos encontrado con gente estupenda. Es cierto que días malos los tenemos todos y que una gente, por carácter, es más comunicativa que otra, pero, a rasgos generales, el trato está siendo muy positivo. Por eso, desde este rincón, humildemente, les doy las gracias. A todas y cada una de esas personas en las que hemos depositado nuestra fortaleza y nuestra fragilidad. 

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