sábado, 12 de diciembre de 2015

Un poema para Frank

De mi casa a la tuya, cuando te conocí, iba yo siempre tarareando alguna canción de Frank Sinatra. Aún recuerdo aquellos nervios atravesando la boca de mi estómago por volver a verte. Lo común -creo- en todas las historias que merecen la pena, a pesar de que todos pensemos que en esos momentos somos las únicas personas del mundo en padecerlos. Aunque aquellos nervios, después de tantos años juntos, han desaparecido (como es lógico), la emoción cuando entras en casa después del trabajo y vuelvo a verte sigue intacta. Las mismas ganas de besarte que entonces, qué quieres que te diga. Y, a veces, aunque no me oigas porque lo hago de un modo casi inaudible, vuelvo a tararear a Sinatra, que hoy, por cierto, cumple cien años. Cualquiera de sus canciones. Todas me sirven. Es lo que tienen los clásicos. Las tarareo y recuerdo los momentos que sirvieron de banda sonora para esta historia, la nuestra, que siempre ofrece luz sobre todas esas complicaciones que estamos teniendo últimamente a nuestro alrededor. Y termino, que el poema (o lo que sea) era para Frank y, ya ves, te has quedado con él, una vez más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario