jueves, 31 de diciembre de 2015

Nochevieja

La Nochevieja es la jornada que más me gusta de todo este periodo navideño. La magia que hay en terminar un año (por fortuna, por desgracia) y comenzar otro (las expectativas, las sorpresas). Doce campanadas y doce uvas -si seguimos la tradición- separan un año del otro. Quién sabe lo que vendrá después de ese momento. Empecé el 2015 presentando `La mujer de al lado´ en Madrid (con Laura Freixas y Terele Pávez) y lo termino con una invitación para hablar próximamente de `Corrientes de amor´ en el club de lectura de una biblioteca de esta ciudad. Mucho trabajo hay detrás de todo eso, muchas ilusiones, muchas complicidades, mucho esfuerzo. Seguimos escribiendo. Seguimos en la carretera. Seguimos en la búsqueda. A pesar de que los años -todos los años, por buenos que sean- vayan dejando nuevas cicatrices en nuestros rostros y debajo de ellos. Enfermedades, desengaños, decepciones, cansancios... El año tiene muchos días y en ellos hay cabida para todo. La fragilidad (por fuertes que nos hagan las cicatrices: ¿nos hacen fuertes, realmente?) no disminuye con el paso del tiempo. Eso ya no los contó Marguerite Duras en alguno de sus últimos libros. Pero vamos a respirar hondo (o algo así) y a pensar que el nuevo año va a acercarnos a alguno de los caminos con los que soñamos. ¡Feliz 2016!

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