jueves, 3 de diciembre de 2015

Huyendo del cansancio

A veces, cuando uno se levanta cansado (no hablo de cansancio físico), se pregunta dónde le gustaría estar. Por unas semanas, por unos días, por unas horas. Son muchos los lugares que vienen a la mente, dependiendo del día o del cansancio. Pero siempre hay un lugar recurrente: el mar. Una playa solitaria, sin más compañía que la que uno elija. Hace tiempo que tengo elegida la compañía. Esa compañía, sí, y un cuaderno: ¿para qué necesito más? Sin embargo, la ubicación de la playa también varía. Hoy, al ver una de las espléndidas fotografías de mi amiga Conchi Sasa ha colgado en su página de Facebook, lo tengo claro. Hoy me gustaría estar ahí, en esa playa que ella ha fotografiado con su maestría habitual. Por unas semanas, por unos días, por unas horas. Malgrat del mar, en la provincia de Barcelona. La fotografía es tan buena que por un momento puedo sentir el rumor del mar, el sol sobre la piel, la arena arañando los pies, el pájaro de la felicidad, la placidez del silencio.    

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