martes, 25 de agosto de 2015

El mundo sigue girando

Una mañana de agosto, cuando abres la ventana temprano, te das cuenta de que el verano se está terminando. No importa lo que digan las fechas ni los calendarios. Ese aire que entra por la ventana abierta del estudio ya no es el mismo de los días anteriores. Puede que algunas hojas secas revoloteen alrededor, en círculos alborotados, mientras las persianas de los otros edificios se van levantando poco a poco, con cierta desgana. Pero no importa. El verano suele ser demasiado largo y pesado. Y ese revoloteo, el de las hojas secas, en cierta forma, reconforta. Sabemos que el mundo sigue girando. Y nosotros, casi al mismo ritmo, también lo hacemos. Seguimos girando, de un modo u otro, como ese mundo que tantas veces se nos escapa. Giramos como marionetas que ignoran que la vida siempre es demasiado corta. Aunque el mundo siga haciéndolo a su manera, ignorando fechas y calendarios. Ignorándonos, incluso, a nosotros mismos, tan insignificantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario