lunes, 27 de julio de 2015

La soledad también era esto

A nuestro lado, alrededor de las doce de la mañana, una mujer de unos cincuenta y pocos años bebía vino rosado. Era la segunda copa que el camarero le servía desde que nosotros estábamos allí. A sus pies, un perro diminuto y feúcho exigía trozos de pan que la mujer sacaba de su ajado bolso negro y que le iba dando con cierta desgana. Ese lugar de la terraza estaba, como el nuestro, alejado del sol, muy poderoso ya a esas horas. Sobre la mesa estaba el periódico del día al que no parecía hacerle demasiado caso: pasaba las hojas rápidamente, con movimientos mecánicos, sin detenerse apenas en las noticias ni en las fotografías. Tenía los ojos vidriosos. Anodinos y vidriosos. Quizá no fuesen las dos primeras copas del día. Tenía todo el domingo por delante y no sabía muy bien qué hacer con todas aquellas horas. Esa era la sensación que transmitía, aquella mujer, alrededor de las doce de la mañana, en una terraza cualquiera, alejada del sol. Sensación de profunda y no deseada soledad. Ningún sitio al que ir, nadie que la esperase, pereza, desgana, cierto abatimiento y tristeza... Tal vez un poco de todo eso. Los días de verano son muy propicios para encontrarte cara a cara con diferentes clases de soledad, que, en el fondo, vienen a ser todas la misma. 
La mujer bebía rápidamente, como si temiese que aquel vino rosado se le calentase en la copa. Abandonado ya el periódico -las noticias y las fotografías-, miraba al frente, a la gente que pasaba por delante de la terraza. A nada en concreto. Al infinito. El perro revoloteaba a sus pies, reclamando más trozos de pan, lanzando unos extraños y furiosos ladridos (como si alguien le hubiese pisado la cola o algo así). Ella ya no le hacía caso. En realidad, ensimismada, no hacía caso a nada. Sólo, en un determinado momento, a los pasos del camarero cuando se acercó a su mesa para servirle la tercera copa de aquel vino rosado y frío que había pedido con un ligero, casi imperceptible movimiento de manos, y llevarse bajo el brazo el periódico del día.

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