lunes, 26 de agosto de 2013

Verano en retirada

Hay un día en el mes de agosto en el que, al levantar las persianas y abrir la ventana, descubres que el fin del verano está próximo. Es un día extraño, un tanto melancólico, que anuncia ya la inminente llegada del otoño y esa persistente sensación de que el año comienza realmente el 1 de septiembre y no el 1 de enero como marcan los calendarios, después de un absurdo atracón de uvas. El aire se vuelve más fresco y en él se adivinan las sombras de los días que vendrán, de las incógnitas que el paso de los días irá despejando, con mayor o menor fortuna. El futuro, a la vuelta de la esquina. El futuro, agazapado en su misterio. El futuro, simplemente. Quién sabe lo que sucederá en las próximas semanas, en los próximos meses. Una incógnita. Otra más. Ese día del mes de agosto ya ha hecho su aparición. Este último domingo, al levantar las persianas y abrir la ventana, el aire remitía al final del verano. Y con la llegada de este día, al leer los periódicos, una pésima noticia. El cierre de los cines Marta, en Avilés. Los únicos que había en la ciudad. Siempre produce mucha pena que sucedan cosas así. Demasiadas cosas ya cerradas. Cines, cafés, periódicos, librerías... Malos tiempos para la cultura. Malos tiempos para todo, en realidad. Y toca vivirlos. Poner cara de ánimo cuando el panorama va siendo tan desolador y el futuro tan incierto. Hay días en que esa sensación, la del completo desánimo, se instala en nosotros con la misma fuerza de la naturaleza que transforma una estación en otra. Pero hay que seguir, lo sabemos. Como la naturaleza -con su fuerza y su misterio- sigue su propio ciclo y las camisas de manga corta darán paso -en breve- a las primeras chaquetas, al cálido y reconfortante roce de la fina lana en la piel. La vida continúa. Y habrá que ir llenándola de lo mejor que encontremos a nuestro alrededor. Esquivar los desánimos como el que esquiva a su enemigo. Resistir. Seguir haciéndolo. Y recordar, aunque en la cabeza empiece a revolotear la nostalgia. Recordar, por ejemplo, que muchos tuvimos la suerte de conocer esos cines que van a desaparecer definitivamente. El olor de los cines de la Cadena Clarín, la intimidad de sus  salas, la emoción antes de que empezara la película, las películas de autor que tantas veces proyectaban... Todo eso. Otra manera de entender el hecho de salir de tu casa y ver una película en una pantalla grande. Una manera de entender las cosas que ya no será posible llevar a cabo. Como no lo es, desde hace tiempo, desde que cerraron todas las salas de aquí, en Oviedo. Quizá aquello era el principio de todo este desastre y no lo sabíamos.
Y recordar otro verano, algo insulso, que se va quedando atrás. Recordar las lecturas y las películas que hemos visto. Las risas y las comidas familiares. Los refugios que nos buscamos. Y los paseos por la playa, cuando las circunstancias lo permitieron, haciendo planes, olvidando todo lo demás. Como si, por unos instantes, estuviésemos en otro lugar. Como si hubiésemos vivido otro verano diferente.
 

1 comentario:

  1. En Uruguay celebramos o conmemoramos "El día de la nostalgia" el 24 de agosto. Ahora se extendió a todo agosto-"el mes de la nostalgia". Tú pareces haberte sumado a nosotros en este hermoso texto de "Verano en retirada".

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