miércoles, 16 de diciembre de 2009

Amistad

Los seres humanos somos complejos e imprevisibles. A veces piensas que conoces a ese puñado de personas que te rodean desde tiempos inmemoriales mejor que a ti mismo, y no sabes cuánto te equivocas. De repente, así por las buenas, surgen las polémicas. Polémicas que no llegan a ninguna parte -espero-, pero que sirven para enturbiar los momentos de amistad y de celebración. Nadie dijo que las cosas fueran perfectas. Quizá sea eso lo hermoso de vivir, no lo sé. Lo cierto es que las polémicas, vengan de donde vengan y aunque su sangre no llegue al río, cada vez me cansan más. No tengo fuerzas ya (ni la tensión arterial adecuada) para perder el tiempo en discusiones ni con gente que no me aporta nada o que me pone de los nervios por su actitud. No sé si es una posición radical, pero la vida me ha enseñado que el mundo, junto a todo lo negativo que tiene, está llena de magníficas sorpresas (esta mañana, sin ir más lejos, una señora a la que admiro profundamente por su manera de escribir y por su posición vital me ha felicitado por mi artículo de Buenos Aires, y eso ha servido para animarme y cambiar la manera un poco torcida con la que había puesto los pies en el suelo), de cosas maravillosas y de personas estupendas como para perderla a lo bobo. De ahí, precisamente, viene la polémica. Un amigo cercano se ha encaprichado de un tío (amistosamente hablando, me refiero) que le cae mal -por méritos propios, ojo- a (casi) todo el mundo. Nadie le ve la gracia, si es que la tiene. Ni el hilo de la conversación, si es que lo posee. Ni el don de la generosidad, que definitivamente no es el suyo. Sólo él, mi amigo, y su pareja. Y lo curioso del asunto es que pueden llegar muy lejos defendiendo a ese otro tipo que no es del agrado de ninguno de los demás amigos. Cosas molestas que pasan, sí. No estamos hablando de nada nuevo. Lo único inquietante, ya digo, es la capacidad que tiene el ser humano de sorprenderte (para bien y para mal, claro, como en este caso). Somos un pozo sin fondo. Un enigma. Un misterio sin resolver. Tupida red de contradicciones.

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